Yo confieso…
…Ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermanos que tengo un par de semanas jugando en Instagram a ver qué onda.
Y bueno, que tampoco soy alguien ajeno a las redes, pero oh, my gosh! ¡Sí qué hay una gran diferencia entre plataformas!
Lo mío, lo mío, es el texto. Esto de aquí, así, cerquita. Abrir mi mente y mi corazón, compartir letras y palabras para transmitir lo que sea que cruza por mi cabecita. Es más, yo pienso permanentemente en formato de “redacción de blog”. Pero eso, por más old school que suene, lo logro más fácil en una publicación de Facebook o hasta en un artículo de las revistas en las que participo. Compartir no es el problema, vamos, que generadora de contenido siempre he sido. El problema que me da es la limitación del medio para transmitir el mensaje.
Y es que tratar de expresarme en una sola imagen, con un par de líneas y 35 hashtags me está costando un buen.
Pero así es Instagram:
Fotos, filtros, selfies, hashtags, boomerangs, e insta-stories…
¡Ah! Esas famosas insta-stories…
Desde mi muy humilde y particular punto de vista, las stories son el contenido que vino a reemplazar de alguna forma a las novelas de Televisa y los programas “de revista”.
¡¡¡Está cañón ese trip!!! Estamos dedicando tiempo, minutos, horas a hacer zapping a través de los mini-videitos de gente que a veces ni siquiera conocemos.
Don’t get me wrong, I definitely can’t bitch about it! Sería como escupir hacia arriba.
Los que me conocen saben que tengo una empresa de marketing. Mi equipo digital está formado por millennials expertos y nativos digitales, pero eso no me exime de mi responsabilidad de entender el medio.
A final de cuentas a esto me dedico y por eso estoy aquí… ¡Hay que vivir la experiencia!
Y, mis respetos para todos los clavados y exitosos instagrammers. Se requiere una cantidad de tiempo, valentía y producción impresionante. Hace falta un mucho de los tres para estar generando contenido en donde se dé la imagen consistente de aquello que quieren proyectar ser: deportistas, coaches de vida, fashionistas, life-stylers, food-lovers, crafty-moms, etc.
Sin embargo, soy rebelde y me gusta retar “las formas”, así que mi ejercicio de instagramear lo estoy tratando de mantener lo más honesto posible.
Por que la verdad, ni todo el tiempo estoy trabajando, ni todo el tiempo estoy maquillada, ni como saludable siempre, ni todo el tiempo estoy en mi rol de ejecutiva. También uso pijama, juego con mis hijos, como chatarra y a ratos estoy desmaquillada, ¡porque así es la vida real!
Y eso es lo que estoy tratando de compartir en este, mi “encuentro cercano del tercer tipo” con Instagram: aquí está mi vida, que, como la de todos, es una vida redonda, con muchos roles, momentos y situaciones diferentes.
Si ya tienes una cuenta pero aún no la has usado porque no le sabes bien a la aplicación o aún no te “subes al tren” pero el medio te da curiosidad, avísame, que en un descuido igual y armamos un día de capacitación de Instagram 101 para que sepas qué onda.
Mientras tanto, por aquí nos leemos y por allá nos vemos. =)
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