La cosa empieza así… Érase una vez un rey que vivía en un castillo muy “nice”, un día el rey se compró un anillo bien padre y quería grabar algo dentro de él alguna frase que lo ayudara en sus mejores y peores momentos; sin embargo, no tenía idea de que ponerle, así que le pidió a todos sus vasallos que buscaran una frase que fuera perfecta, pero ninguno supo cual.
Un buen día, un viejito chaparrito, bien buena onda, llegó al castillo y le dijo: “Su majestad,  supe que estaba buscando una frase para grabar su anillo y pues ¡yo tengo la frase perfecta! ¿Qué le parece si me presta su anillo y se la grabo? Así, cuando tenga derrotas o victorias, podrá quitárselo y leer la frase que voy a escribirle. Seguro estoy que siempre le ayudará”

 

El rey accedió al ver que ninguno de sus vasallos tenía una mejor propuesta, y así, el viejito bien buena onda, le grabó una frase perfecta en el interior del anillo y se retiró del castillo.

 

Al poco tiempo, el reino se vio envuelto en la más terrible de las guerras. El rey estaba muy asustado y se acordó del anillo, así que se lo sacó de su dedo y leyó: “ESTO, TARDE O TEMPRANO, TAMBIEN PASARÁ“.  El rey sintió una paz inmensa y pensó: “Es cierto, esta guerra tiene que terminar en algún momento, daré lo mejor de mí para ganarla. Pero sea cual sea el final, sé que tarde o temprano terminará.”

 

Días después, el rey ganó la guerra. Se sentía victorioso, poderoso, se sentía como Juan Camaney. El viejito “buena onda”, apareció de nuevo y le dijo: “Rey no te quiero arruinar el momento, pero es tiempo de que vuelvas a ver lo que hay inscrito en el anillo“. El rey desconcertado le dijo: “Pero viejo, en este momento estoy festejando, no estoy en problemas, ¿para qué?

 

El viejo  -que aparte de buena onda era súper sabio- le dijo: “Recuerda que todo pasa. Ninguna emoción o cosa es permanente. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Así que disfruta los buenos momentos y aprende a pasar los malos. Ese anillo te lo recordará siempre”

 

Y Colorín Colorado, este cuento se ha acabado…

 

Así es el asunto, pues la vida está llena de momentos felices, momentos de tristeza, de aprendizaje, de miedo. De eso se trata justamente, de darle movimiento. Y conste que no estoy pidiendo malos ratos. Es sólo que cuando las cosas no van como uno quiere, te ves en la necesidad de salir de tu zona de confort y te obligas a ser más listo, más fuerte, más humano. Para bien o para mal, la vida tiene lecciones para todos. Lo mejor es aprender de ellas y continuar caminando.

 

Tengo la teoría que cuando la gente se muere en el hospital, la maquinita del pulso se vuelve una sola recta porque ya no hay movimiento, ya no hay emociones. Pero mientras vives está llena de rayitas que suben y bajan. Eso indica que respiras, que estás luchando, ¡que estás despierto en esta vida!

 

Lo importante de esto es saber que ambos casos, los momentos buenos y malos tienen una fecha de duración, ninguno de los dos es para siempre.

 

Y, quizá, si tuviéramos un anillo como el de rey, nos recordaría que la victoria es pasajera, y aprenderíamos a apreciarla mientras dura; nos detendríamos a pensar en cómo llegamos a ella, y seríamos agradecidos con quien nos ayudó a lograrla. Dejaríamos atrás los egocentrismos y mantendríamos la humildad. En pocas palabras, no andaríamos de pedantes, pensando que el mundo no nos merece.

 

En los momentos de derrota, si tuviéramos el famoso anillo, podríamos descansar en la fe y en la esperanza, tendríamos ánimo para seguir adelante y salir del problema en el que estamos. Y lo más importante; valoraríamos todo lo que tenemos. Y es que mientras eso sucede podemos optar por dos cosas: ir aprendiendo en el camino la lección, levantarse y continuar, o bien estancarnos en la derrota, hacernos las víctimas, echarle la culpa a alguien y llorar amargamente, pero incluso eso, no puede durar toda la vida.

 

Nadie dijo que vivir iba a ser fácil, pero ¡ya estamos aquí, así que agarrémonos fuerte para el viaje!

 

Y al final, como el rey, cuando estés bien o cuando estés mal, sólo acuérdate:

ESTO TAMBIEN PASARÁ….

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