¿Conciencia corporal?
Cuando cursaba el módulo 1 de mi primera certificación internacional para CPT (Certified Pilates Trainer), tocamos un tema muy importante llamado “Body Consciousness”, un tema súper importante para instructores y alumnos, por supuesto había leído sobre esto en otros libros, manuales o escuchado a otros maestros, pero en este curso en especial estaba por aprender algo más….
Estaba muy emocionada por la talla de maestros que iba a conocer, por los ejercicios súper complejos que solo había visto por internet, estaba ansiosa ¡y quería que empezara ya! Iba con la cabeza en alto, me sentía tan segura de mí misma como de que pertenecía a ese grupo, que sería de lo más fácil ya que contaba con otras certificaciones. Me sentía experta en Biomecánica y cuando veía a muchas equivocarse, con soberbia, me decía a mí misma “soy la mejor”. Y no era para menos, pues había recibido entrenamientos de diferentes maestras de nivel internacional, adelanté dos manuales, di clases en diferentes estudios de Pilates Mat para tener más horas de experiencia, así que según yo lo sabía todo y era muy buena ejecutante, sentía que llevaba ventaja, ¿qué podía salir mal?
Después de presentarnos todos, empezamos a abordar este tema —el de la conciencia corporal–, pero nos pedían a nosotros —los novatos— cerrar manuales y dar nuestra interpretación personal, lo cual era muy aterrador al menos para mí, ya que solo sabía de memoria la definición como lo había leído en el manual —eso no me lo dijeron en mis clases de preparación, ups!
Otra cosa que tampoco sabía era que NO había respuestas equivocadas sólo que nuestra maestra quería asegurarse que además de conocer los términos que veríamos en el manual, los entendiéramos primero para nosotros, y luego lo transmitiéramos a nuestros alumnos, lo cual era muy lógico ya que si no sabes nada sobre caminar o sus propósitos, no puedes instruir a nadie sobre cómo y para que hacerlo, por poner un ejemplo.
En ese momento sentí cómo mi confianza se iba poco a poco, recuerdo que todos mis colegas tenían respuestas muy elaboradas pero yo estaba en blanco. Cuando finalmente llega mi turno veo a mi maestra frente a mí y muy sonriente me pregunta, “¿Qué entiendes por conciencia corporal?” Me sudaba todo el cuerpo, mis manos no dejaban de temblar, respiré hondo y solo le pude decir “estoy consciente que mi cuerpo no me responde como quisiera en este momento ya que mis nervios me traicionan y no me siento competente para contestar” ¡Pum! Me sentía fatal y muy avergonzada, por su puesto hablar en público no es lo mío, y practiqué algunas veces frente al espejo para evitar situaciones como ésta, pero ahí estaba sola sin poder decir una sola palabra, me sentía horrible, me había declarado incompetente delante de todos, quería llorar y estaba a punto de correr pero mi maestra me dice: “Muy bien, justo de eso hablaremos hoy, haremos conciencia sobre quiénes somos, cuáles son nuestras fortalezas, debilidades, y lo más importante, por qué quieren ser instructores”, mientras hablaba, caminaba por todo el estudio pero me miraba especialmente a mí cuando decía “debilidades”, lo recuerdo perfecto.
Por un momento sentí que me pediría que dejara el programa hasta que “perdiera el miedo” de hablar en público con mis propias palabras o peor aún cuando estuviera dispuesta a aprender, pero no fue así.
El verdadero propósito de adquirir esta conciencia sobre nosotros mismos es precisamente saber cómo estamos, si estamos bien, por qué estamos así, o cómo mantener este estado de ánimo, y por el contrario si nos sentimos mal tenemos que aceptar nuestras áreas de oportunidad y corregirlas por amor propio. Debo decir que para mi sorpresa la mayor enseñanza que me dejó el Pilates fue que lo mejor viene de nuestro interior, toda la fuerza, la pasión, etc. Por supuesto es importante trabajar el exterior para mejorar nuestra postura, fuerza y flexibilidad, pero comenzando siempre desde adentro y otras cosas muy importantes que les compartiré más adelante en otro artículo sobre Pilates, me aseguraré de agregar la definición tal cual como lo describe Joseph Pilates.
Mi maestra probablemente había leído mis referencias y se dio el tiempo de observarme, vio mi carácter y me condujo hasta llevarme al punto de quiebre. Para esto, antes de que comenzara todo, platicamos un poco en la sala de espera del estudio y según yo la había impresionado con mi conocimiento. Pero al parecer solo le demostré mi soberbia ¡y que necesitaba un buen escarmiento!
Cuando me recuperé de ese quiebre me puse a pensar, “¿por qué me hizo pasar por esa ‘humillación’?” Pero la respuesta era bastante simple, aunque difícil de aceptar: era la única manera de salir, de liberarme. Después de esto sentí cómo volví a construirme esa tarde. Jamás voy a olvidar ese día.
Pero mi enseñanza más importante de ese día y que quiero compartirles fue la Humildad.
Aprendí que para ser un buen instructor o lo que queramos ser, se requiere humildad y dedicación para aprender, paciencia para enseñar, empatía para entender y pasión para disfrutar.
Hoy en día sigo actualizándome y voy a todos los módulos o certificaciones que me son posibles para ser una mejor instructora, aprender de las mejores para compartirlo con otras personas, y en cada módulo veo futuras maestras comportarse como yo lo hacía antes, las escucho con esa necesidad de impresionar con su performance y me dan ganas de prevenirlas sobre ese día, pero me contengo y espero a que pase su momento, ahora más que nunca entiendo porque ninguna de las otras maestras me lo advirtió a mí. Tenía que vivirlo, sentirlo y lo más importante, tenía que aceptarlo para poder cambiar, creo que eso es lo más difícil, pero si me preguntaran de nuevo “¿Qué entiendes por conciencia corporal?” respondería –a lo mejor con la voz cortada por los nervios jeje—: “Es un check up interno y muy profundo”
Y tú, ¿ya te hiciste el tuyo?
Daniela Rdz. de Zambrano ❤
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