Abro los ojos; y veo una mañana fresca que me invita a tomar un café. No sé qué me despertó. Tal vez el sonido de esa paloma que todos los días me saluda por la ventana, o los rayos del sol que se asoman a mi cama. Es domingo, en eso recuerdo algo, viene a mi mente una idea… hoy ¡es día de shopping en el vivero!
A la mayoría de las mujeres nos emociona un día de compras; nos encanta probarnos ropa y zapatos; probar lo más novedoso en accesorios y maquillaje, combinar colores y más… Pero para los amantes de las plantas, como yo, ese gozo está en ir a los viveros.
Te invito a experimentarlo, y para que tu aventura sea más placentera, te voy a compartir los 13 secretos que he descubierto en cada visita al vivero:
Antes de ir:
- Haz una lista de las plantas que vas a comprar. Primero revisa tu jardín para saber qué plantas necesitas reemplazar. Consulta en internet las fichas técnicas de cada planta que te gustaría tener; su nombre común (que seguramente es el que manejen en el vivero), cuidados, temporalidad, etc. Lo mejor sería que llevaras en tu celular las fotos de las plantas para que las identifiquen con más facilidad.
Corrobora si la planta es de sol, sombra o media sombra para que el espacio en donde la pongas sea el ideal, evita tener pérdidas. Verifica el tamaño estimado de la planta para que con el tiempo no tengas que quitar o trasplantar por falta de espacio.
- Ponte en modo explorer. Lleva ropa cómoda, tenis, gorra o sombrero, guantes, repelente y bloqueador. Debes estar lista para explorar y ensuciarte, ya que debes revisar las raíces de las plantas que vas a comprar, y vigilar que no tengan pestes.
- Revisa que tu auto tenga el espacio adecuado. Esto te permite asegurar que puedas transportar adecuadamente todas las plantas que vayas a comprar, o considera la opción si el vivero tiene servicio a domicilio.
- Lleva dinero en efectivo. Suficiente para las plantas de tu lista y una que otra extra que te haga ojitos. Por ejemplo, yo soy fan de las suculentas, y siempre traigo nuevas adquisiciones para mi colección, la frase “solo voy a ver lo que hay” no es real, pero eso queda entre nosotras.
En el vivero:
- Da un recorrido por el lugar. Observa las plantas, sus colores y formas. Así como un buen libro, las plantas también nos escogen a nosotras. ¿Cuál te llamó más la atención? ¿Cuál te hace sentir más felíz?
- Busca algún encargado. Su ayuda te facilitará a ubicar las plantas por nombre común o al mostrarle una fotografía. También podría recomendarte alguna en específico dependiendo tu espacio, plantas que la acompañarán y tiempo para cuidar de ella.
- Revisa cada planta que vayas a comprar. Asegúrate que se vea sana y fuerte, que no tenga ninguna plaga (normalmente se acumulan debajo de las hojas, en los brotes tiernos y en las flores), las más comunes son pulgones, cochinilla algodonosa y arañita roja; si llevas a tu casa alguna con plaga corres el peligro de tenerla al poco tiempo en todo tu jardín.
Examina las raíces, que no salgan de los orificios de drenaje que están abajo de la maceta o bolsa; esto pasa cuando la planta tiene mucho tiempo en el vivero, que aunque ya está climatizada al lugar, las raíces están muy apretadas en el cepellón (que es el conjunto de raíces y tierra de cada planta).
- Fíjate en la ubicación de la planta. Si está en pleno sol, sombra o media-sombra, para ver si corresponde a la información que llevas de internet; a veces no corresponde según el lugar donde vivas (por ejemplo, hay plantas que dicen “pleno sol”, y no soportan los rayos intensos de la tarde).
- Pregunta sobre el riego. Para que sigas al principio ese ritmo y poco a poco vayas acoplándolas al riego de tu jardín.
- Busca los accesorios extras para tu jardín. Si necesitas macetas, piedras o tierra para tus nuevas adquisiciones, será mejor que las consigas de una vez.
- Asegúrate que al transportar tus plantas no se maltraten. Ni las dejes mucho tiempo dentro del auto por que se pueden quemar.
Ya en casa:
- Ubica tus plantas en el lugar que les tienes asignado. Sin sacarlas de su maceta o bolsa aún, riégalas y cuídalas así durante unos días en lo que se van aclimatando, después ya las puedes trasplantar.
- Busca un jardinero de confianza. Alguien que te ayude con las plantas más grandes, te aconsejo que dejes las más pequeñas o las que vas a poner en maceta para ti, para que empieces a practicar el trasplante.
Es tanto satisfactorio como terapéutico cuidar y ver crecer las plantas que tu misma sembraste, incluso te ayuda a trabajar internamente con tu paciencia, constancia y disciplina. ¡A gozar de tu jardín!
Leave a Reply