Cuando despertamos, damos por hecho que tenemos todo el tiempo del mundo.
Lo hacemos mecánicamente, a veces contentos a veces fastidiados.
¡No valoramos el maravilloso regalo de la vida!
Hacemos caso omiso a los consejos de la gente mayor, que te dicen que aprovechemos, que no desperdiciemos el tiempo, etc. ¿Y cómo hacerlo? ¿Cómo evitar vivir mecánicamente? ¡Ufff!
Es un ejercicio de día a día, empezando por agradecer y valorar.
La salud, tu familia, el trabajo, el estudio, cada instante, hay que aprender a transformarlo en algo especial. Escuchamos la frase: “haz de lo ordinario algo extraordinario” y pensamos equivocadamente en cosas muy locas o diferentes ¡y no!, no se necesitan grandes hazañas, simplemente eso que haces, lo normal, lo de siempre, hazlo con el corazón y dando lo mejor de ti, como si fuera el último día.
Piensa en los que te rodean; tus hijos, tu esposo, tus compañeros de clase, de trabajo ¿Cómo puedes con tu actitud amorosa, con tu cariño, con tu generosidad influir en ellos? ¿O con tu actitud negativa, irritante y malhumorada? ¡Es toda la diferencia!
Como mujeres tenemos un poder impresionante para influir de manera positiva o negativa en la vida y estado de ánimo de quienes nos rodean, ¡utilízalo! Empodérate de ese amor, de esa entrega y capacidad para transformar momentos.
Claro, habrá momentos difíciles, donde quieres explotar. ¡No vale la pena! Imagina cuánto daño podemos causar ¿y que ganamos? caos y frustración, sentimientos de culpa. La vida pasa tan rápido, es mejor atesorar instantes maravillosos, risas, bromas, abrazos, alegrías.
Habrá momentos de soledad donde ahí, en ese silencio del alma, vendrán como cascadas tus recuerdos. Esos momentos que viviste, que compartiste, son al final lo más bonito que podemos tener. No te vas a acordar de tus bolsas ni marca de zapatos, ni del modelo de tu auto, ni tus joyas te darán esa felicidad. Sólo esos hermosos recuerdos junto a tu familia y tus amigos. Y es, créeme, una sensación maravillosa. Eso no tiene precio.
Así que vive tu vida atesorando alegrías y procura hacer de cada instante algo extraordinario desde el comienzo de tu día, hasta tu último pensamiento antes de dormir y descansar.
No es fácil controlarnos, es un ejercicio de día tras día. De mucha voluntad, de interiorizar en uno mismo, de conocerse, no se domina de la noche a la mañana, se aprende día tras día y mucho se aprende de nuestros errores, pero al final, lo harás sin pensar, será como parte de ti, de tu forma de ver y enfrentar la vida. Acuérdate de la canción: “caerse es permitido; levantarse es obligado”. Toma el control de tus actitudes y tu forma de responder ante las dificultades porque ante lo bueno y lo bonito es muy fácil estar de buenas, el reto es cómo responder ante la adversidad.
Te invito a que vivas cada día consciente de tus actos. Una sonrisa le puede cambiar el día a alguien. ¡Vive cada día feliz! Esa felicidad verdadera se encuentra al servicio y entrega hacia los demás. Celebremos con alegría la vida y la maravillosa oportunidad que Dios nos da de vivirla.
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