¿No sientes que le faltan horas a tu día? ¿Qué al final te queda la sensación de que no hiciste nada? ¿O eres de las que dice “no tengo qué ponerme” pero tiene su closet lleno de ropa?
No sé ustedes, pero hoy en día escucho que hablan mucho del minimalismo, que no es más que una tendencia a reducir nuestras pertenencias a lo esencial. A deshacernos de todo lo que no utilizamos, simplificando todo a lo mínimo.
Les comparto que yo estoy en el proceso del cambio y reconozco que no es fácil. Hay que desprenderse de nuestras costumbres de guardar, de acumular como “ratones”. Pero… ¿saben qué? Cada vez que me deshago de cosas, me siento más ligera.
Cuando veo las cosas – muchas o pocas – que tengo en orden me siento más feliz. Una manía, tal vez… Pero ya identificando las cosas que a mí en lo personal me dan felicidad, me siento comprometida conmigo misma a buscarlas.
Así como acumulamos objetos físicos, también acumulamos en nuestra mente, en nuestras relaciones, en nuestro entorno. ¿Sabías que cada día, las personas pasamos 4.7 billones de minutos en Facebook?
Sin darnos cuenta, pasamos mucho tiempo en las redes sociales… Acumulando pensamientos y sentimientos que no nos dejan gran valor agregado. ¿No les pasa que llevan como 15 minutos en el celular viendo fotos de otras personas, sus historias, siguiendo la vida de otros? ¡Díganme que no estoy sola!
¡Ojo! No estoy diciendo que sea malo usar Facebook, Instagram, Snapchat… Sin embargo, creo que podemos limitarlo a las personas que realmente están en nuestro entorno, que nos quieren… Aquellos que sinceramente nos importa lo publiquen y a ellos les importa lo que nosotros publiquemos.
Yo estoy en el proceso personal de liberarme de todo lo que no me sirve, dejar espacio libre en mi mente para dejar entrar las cosas que son verdaderamente importantes. En el camino, seguramente mi agenda, mi bolsillo, y mi corazón también tendrán mucho más espacio para disfrutar otras cosas.
Después de darle muchas vueltas llegue a la conclusión de que para poder llegar al minimalismo personal necesitas 4 cosas:
Autoconocimiento: ¿Sabes lo que realmente te gusta? ¿Qué te da felicidad? ¿Qué te define? ¿Qué te hace fuerte o débil? ¿Cuáles son tus valores? No son preguntas fáciles, porque requieren una reflexión interna profunda que sólo puedes conseguir teniendo tiempo para ti misma. Ocupas una cita contigo misma para identificar qué es lo que te da paz interior y te hace feliz.
Consciencia: De que TÚ eres el arquitecto de tu propia vida, y de todo lo que te rodea. Te has preguntado si lo que te rodea, ¿te hace feliz? o ¿te llena? ¿Quieres seguir así o elegir otras personas? ¿Otros proyectos? ¿Otras circunstancias?
Vivir el presente: Vivimos en “modo automático”. Nos despertamos, nos bañamos, vamos al trabajo, tenemos compromisos y a dormir, se acabó el día. Mañana y pasado es lo mismo. Pero… Hoy no es sólo otro día más, es un REGALO. La única forma de hacerlo consciente es disfrutarlo, agradecerlo… ¿Cómo? ¡VIVIENDO EN EL PRESENTE!
Ser ejemplo e inspiración: Hay que ser influencia positiva en nuestro entorno. ¡Fuera quejas y amarguras! Influir positivamente en amigos, familia, hijos, pareja. Simplemente con una sonrisa a la persona que nos atendió en el súper, que nos ayudó en la gasolinera. Eso es impagable… Transmites inspiración.
Estoy muy lejos todavía de llegar a un minimalismo mental, pero estoy en camino entre el autoconocimiento y la consciencia. A mí me gusta mucho leer, pero ahora he comenzado a escribir lo que pienso. Esto me ayuda muchísimo a hacer consciencia de cómo soy y a visualizarme para entender hacia a dónde voy. Me ayuda a identificar lo que me aporta valor, a priorizar y a dejar ir a lo que no aporta.
¡Te invito a darte la oportunidad de conocerte! De hacerte consciente y presente… ¡A disfrutar la vida, que sólo hay una!
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